20211005

EL AMARGO DESPERTAR. José María Rodríguez Díaz (2007)

    En xaneiro de 2007, José María escribiu a entrada que deixo a continuación, onde, como en moitas outras, aparecen dous títulos diferentes. Nesta, deixo ambos como testemuña.

Lunes, 08 de enero de 2007

EL AMARGO DESPERTAR

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 16:29

LA AMARGURA DEL DESPERTAR

Les voy a contar un sueño que tuve hace días. Soñé que en Ribadeo gobernaba un alcalde, honesto, serio y trabajador, respetado y querido por los vecinos, porque administraba el concejo con equidad y justicia, pensando sólo en el bienestar de la gente. Bajo su gestión, Ribadeo se estaba convirtiendo en un paraíso, en donde sus habitantes vivían felices, con buenos servicios y sin angustia económica. Este alcalde había sido elegido en las urnas por la mayoría de los vecinos. No era fruto de pactos entre partidos minoritarios. En su gestión de gobierno, estaba cumpliendo todo lo prometido a la gente en su programa, sin mentir ni engañar a los electores. En su gestión, antes de tomar decisiones, escuchaba siempre la opinión de la oposición y de los vecinos. Conciente del valor que representa la ría para este pueblo, siempre la defendió de los abusos de quienes querían utilizarla para sus intereses, oponiéndose a los rellenos de sus espacios. Y la gente vivía feliz y confiada en su honesta gestión. Y era querido por eso, porque estaba volcado en el servicio del pueblo. Preocupado por el bienestar económico de los vecinos trataba de suprimir los gastos inútiles en la gestión del concejo, y ahorrar dinero para sanear la endeudada economía municipal. Evitaba gravar a los vecinos con subidas de impuestos para que el dinero les pudiera llegar hasta final de mes. Se volcaba en promover mejoras sociales para los más humildes, ya que, como él decía, los ricos ya se defienden solos. Para no ser gravoso a los vecinos se asignó un salario prudente, acorde con su trabajo y dedicación. Trataba a todos por igual, evitando la discriminación y el favoritismo en las contrataciones que el concejo necesitaba para hacer el trabajo, sin sobrecargarlo con demasiados e innecesarios trabajadores. No hacía concesiones a nadie para dotar así al concejo de un urbanismo sostenible y de calidad, evitando que esta villa perdiera su silueta urbanística tradicional. Rechazaba regalos y dádivas para no verse obligado a prestar apoyo a operaciones especuladoras y favorecer intereses privados de ciertas personas, los habituales dona ferentes, que siempre los hay. Consciente del eterno abandono en que vive el medio rural se esforzaba en mejorar sus estructuras, dotándolo de mejores viales y pistas para la explotación de sus montes. En el consistorio reinaba la paz y la armonía entre los operarios. Les había dotado de unos salarios justos y equiparables al resto de los trabajadores de su rango en otros concejos de la misma categoría, sin discriminaciones ni privilegios, y defendiendo siempre al concejo, que es el pueblo, por encima de las exageradas apetencias de algunos. Preocupado por la gente mayor, andaba haciendo gestiones para construir un moderno geriátrico, en donde poder acoger a la gente mayor necesitada para pasar sus últimos días. Los jóvenes estaban ilusionados esperando ocupar las viviendas sociales que ya estaban en construcción para independizarse con sus parejas y poder encauzar su vida futura. Y la gente del pueblo vivía feliz, sin miedo a ser denunciada ante los tribunales, sin sentirse oprimida por los impuestos, sin tener que soportar las largas colas de tráfico, sin tropezar con obstáculos en las aceras, ni tener que soportar los malos olores de los sucios contenedores. En la villa reinaba el silencio nocturno y la paz y la gente dormía tranquila. Este era el Ribadeo que yo estaba viendo en mis sueños. Pero cuando estaba más profundamente dormido, sumido en esa sensación placentera que dan los sueños bonitos, un golpe seco en la puerta me trajo al mundo de la realidad. Era el cartero con la correspondencia. En ella se me anunciaba otro nuevo impuesto municipal, esta vez, por la recogida de enseres y la noticia de la privatización de los puertos en Ribadeo.

La dulce Arcadia, en donde me habían situado mis sueños, se desvaneció de repente. El desencanto y la triste realidad se me hicieron presentes de nuevo. Ribadeo se encontraba en el mismo sitio de siempre, gobernado por el mismo alcalde, que gobernaba de espaldas al pueblo, ignorando los intereses de los vecinos. Unos vecinos mayoritariamente callados, pasotas y silenciosos. Me di cuenta, entonces, de que la proximidad de las elecciones hizo que mis deseos y las emociones ocultas en mi subconsciente aflorasen en forma de sueños. Y recordé aquello de Freud, que decía que los sueños son una forma de hacer presentes los deseos ocultos. ¡Pero, es tan bonito soñar para olvidar la triste realidad!-

José Mª Rodríguez

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Comentarios (2)

• Fecha: Lunes, 08 de enero de 2007

• Hora: 17:17

Autor: agremon

De homes é o poder facer realidade os soños.

• Fecha: Lunes, 08 de enero de 2007

• Hora: 21:12

Autor: a333

Eso es lo que pretendemos desde la CGT, el sueño de José María

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