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LA POLÍTICA, ¿PROFESIÓN O VOCACIÓN? José María Rodríguez Díaz (2007)

   O soldo dos políticos a conta dos concellos non é a primeira vez que sae nos artigos de José María, nin será a última. De tal xeito que, a súa insistencia xógalle unha mala pasada ó dar como tradición o que pouco antes daba como novidade, os alcaldes remunerados a conta do concello.

Lunes, 25 de junio de 2007

LA POLÍTICA, ¿PROFESIÓN O VOCACIÓN?

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 20:30

Se han instalado desde hace unos años en nuestros concejos la moda de las dedicaciones exclusivas remuneradas concedidas por los plenos a nuestros gestores, alcaldes y concejales. Es la respuesta a una nueva situación que a nadie debe extrañar si se tiene en cuenta la complejidad actual de la gestión municipal de nuestros concejos, debido a las competencias y atribuciones transferidas por otras administraciones en su afán descentralizador de los servicios. Se crea, pues, una nueva realidad que el pueblo tendrá que ir aceptando como normal.

Otra consideración distinta merecen las cantidades de que se dotan algunos alcaldes, sobre todo en los casos de gobiernos con mayoría, por la capacidad que tienen para imponer sus criterios en los plenos. En estos casos se sobrepasa con frecuencia lo razonable. Y lo mismo cabe decir de las escandalosas subidas del treinta o del cuarenta por cien que se aplican muchos alcaldes, sin tener en cuenta la doctrina oficial que regula la subida de los salarios en nuestro país, que tiene como norma orientativa la subida del IPC.

En el caso de Ribadeo se ha asistido, y no sin escándalo, a la aprobación por el pleno de remuneraciones exageradas a los gestores municipales en los anteriores mandatos, sin reparar en escrúpulo alguno por parte de los interesados.

Y a juzgar por lo que ahora se ve, esa actitud de poco respeto y aun de desprecio hacia el dinero de los contribuyentes parece que va a ser el leit motiv en las actitudes que va a mantener el gobierno actual de Ribadeo. Sin hacer caso del consejo de 'no hacer mudanzas en tiempos de tribulación', del fundador de los jesuitas, se pretende romper el marco que regulaba hasta ahora la asignación del sueldo al alcalde. Es decir, seguir apretando la tuerca a los vecinos.

Si hasta el presente la norma que había servido de referencia, tomada con más o menos rigor, para fijar los sueldos de las dedicaciones exclusivas había sido el salario que los candidatos percibían por su trabajo privado, ahora el BNG pretende romper con la tradición establecida. Se pretende tomar ahora como referencia la totalidad de los importes económicos que se gastaban en el mandato anterior por este concepto y repartirlo entre el sueldo del alcalde y lo restante repartirlo en propinas a los demás concejales. Para justificar su decisión parte el alcalde del falso supuesto de que hay una bolsa económica en los presupuestos del concejo dedicada a los sueldos de los políticos. Una bolsa que nunca existió hasta que se la inventaron el portavoz del BNG y el Sr. Vacas, en la pasada legislatura. Y eso es muy grave por el precedente que sienta para el futuro.

Es evidente que la dedicación y concentración especial que se necesita actualmente para sacar adelante la gestión de este concejo es cada vez mayor y exige mayor esfuerzo. Y a esa dedicación y esfuerzo habrá de corresponder un salario justo y proporcional. Pero también es verdad que el concejo de Ribadeo cuenta con un equipo de funcionarios y asesores, extraordinariamente pagados, que sin duda colaborarán con el alcalde en la tarea municipal, haciéndola así más llevadera. Por eso, la retribución que reclama el alcalde parece exagerada porque rompe el marco establecido. Su retribución se debe fijar teniendo en cuenta su salario anterior y la diferencia entre esa cantidad y el gasto por ese concepto en el mandato anterior, debería retornar a las arcas municipales y reflejarse en una bajada de impuestos.

Y esa falta de consideración con los dineros del pueblo lleva al alcalde a proponer una subida del veinticinco por cien y el setenta y cinco a los honorarios de los concejales por asistencia a los plenos y a las comisiones informativas, que pasarían de 48 a 60 euros y de 24 a 40, respectivamente. Y va aún más allí el alcalde al proponer, apoyándose en la práctica de otros concejos, ciertas cantidades, 500 euros anuales destinados a cada partido y a cada concejal, como asignación por su trabajo en la política municipal. ¿Estamos ante una fórmula para comprar el consenso? Se consagra así un nuevo precedente de funestas consecuencias para el futuro que acabará convirtiendo la militancia política en un medio de vida. Y así, estas asignaciones, que por su reducida cuantía hoy son simbólicas, se convertirán con el tiempo, por acuerdo de los políticos, en suculentos sueldos para todos aquellos que representen al pueblo en los plenos. Y se acabará convirtiendo lo que nació como una vocación de servicio en una jugosa profesión remunerada, carente de las nobles motivaciones que antes tenía y succionadora de los, cada vez más exhaustos, presupuestos municipales. Pero aunque el pueblo de Ribadeo, por sus silencios y su pasotismo, merece eso y mucho más, me atrevo a decir que el alcalde va por mal camino.-

José Mª Rodríguez

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