20210522

RIBADEO, SUS ENCANTOS Y SUS CARENCIAS. José Mª Rodríguez Díaz

Publicado por primeira vez no blog de José María Rodríguez o 28 de xuño de 2006.

Miércoles, 28 de junio de 2006

RIBADEO, SUS ENCANTOS Y SUS CARENCIAS

RIBADEO, SUS ENCANTOS Y SUS CARENCIAS

La villa de Ribadeo, y lo mismo todo su entorno y su comarca, goza, desde tiempos pasados, de la admiración y el apego de cuantos se acercan a ella. Mucha gente la elige como destino de sus vacaciones. Otros muchos no escatiman esfuerzos para hacer de ella su residencia. Y todos los que viven en sus cercanías la prefieren como destino para pasar en ella sus horas de ocio. El poder de atracción que ejerce sobre la gente es innegable. ¿Por qué? ¿Qué encantos tiene esta villa?

Situada en un paraje privilegiado, equidistante entre Oviedo y A Coruña, o entre Gijón y Ferrol, es el eslabón que une a dos importantes comarcas, que, al mismo tiempo, la comparten, recordando aquellos tiempos lejanos en los que esta villa era la capital de un condado, el condado de Ribadeo, que llegaba hasta las orillas del Navia.

¿Qué tiene, pues, esta villa que tanto seduce a la gente? Una hermosa Ría, aún no destrozada del todo, que ejerce una enorme atracción sobre la gente que la visita. El antiguo prestigio de su comercio, tan relevante y competitivo. Los edificios señoriales que adornan sus calles, muchos de ellos de estilo indiano. Los bellos entornos que rodean la villa, como el monte de Santa Cruz o el Cargadoiro, con sus bellos paisajes y sus espacios de esparcimiento y de ocio. Y, sobre todo, la idiosincrasia de sus habitantes, gente agradable y cordial, que acepta a los forasteros como si fueran de casa. Todos estos, y otros muchos, son valores con los que los visitantes y residentes se identifican y se sienten cómodos en Ribadeo.

Pero, tampoco se puede ignorar que esta villa tiene carencias. Ciertos servicios que necesita tener con urgencia. Y es aquí en donde entra en juego la gestión del gobierno local. Estamos hablando de una villa de la que todo el mundo se siente orgulloso. Pero no lo parecen estar los regidores que hoy la gobiernan, que, con sus actitudes de pasotismo y su mala gestión, no están a la altura esperada.

Subsanar las carencias que esta villa padece no es fácil tarea. Son muchas cosas las que se necesitan para Ribadeo; y su prioridad es siempre opinable. Pero cabe señalar algunas que es urgente solucionar para que la gente que vive en esta villa, y los que se acercan a ella, puedan disfrutar de una vida mejor.

Un diseño de circulación, lógico y bien estudiado, que facilite un cómodo acceso a su comercio y locales de ocio, con suficientes aparcamientos. Unos parques y zonas de esparcimiento, con buena iluminación, y hasta con su fuente de juegos de agua, en donde pasar las horas de ocio. Unas calles más anchas, en las que penetre la luz del sol para hacer más alegre la vida. El poder disfrutar de una vida nocturna, sana y sin alteraciones del orden. Unas viviendas sociales para que la juventud pueda planificar su futuro. Un geriátrico para acoger a tanta gente mayor necesitada. Una villa más limpia, con las fachadas de sus casas pintadas, las calles sin charcos de agua, reparados los canalones, y con una imagen más atractiva. Una villa que nos pueda ofrecer una vida más humanizada.

Y frente a este vertiginoso e incontrolado desarrollo urbanístico que la está invadiendo, se impone un crecimiento lógico y sostenible. Pues no se trata, tampoco, de convertir de repente a esta villa en una populosa ciudad. Las aglomeraciones de población y el crecimiento desmesurado nunca fueron sinónimo de bienestar. La calidad de vida no depende de eso. ¿No será hora de poner freno a tanto crecimiento innecesario, descontrolado y puramente especulativo? Nos estamos dejando arrastrar por la corriente del desarrollo a toda costa, sin pararnos a analizar lo que más conviene al futuro de nuestra villa. Lo importante es hacer dinero, dicen algunos. Pero, ¿a costa de lo mejor que tenemos? Una pregunta que dejo en el aire para la reflexión de los lectores y ribadenses.-

José Mª Rodríguez

Outros Artigos de José María.

Ningún comentario: