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SIN DECISIONES ANTE LA CRISIS. José María Rodríguez Díaz (2010)

    Non sei se José María se sorprendería ao ver que en mandatos sucesivos a débeda de Ribadeo ía diminuíndo ano tras ano. O alegato que aquí presenta non deixa claro ese punto...

Sábado, 31 de julio de 2010

SIN DECISIONES ANTE LA CRISIS

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 9:12

La palabra crisis, como es bien sabido, proviene directamente del griego clásico. Su significado original es 'juicio, decisión, cambio'. Es decir, tiempo de crisis equivale a tiempo para juzgar, para tomar decisiones y para cambiar. Pero aunque la presencia de la 'crisis', tan traída y llevada en estos días, está hoy siendo asumida en sus economías particulares por la mayoría de los ciudadanos y son muchos los que, de una u otra forma, tomaron ya o se disponen ahora a tomar decisiones y cambios de rumbo en sus gastos para hacer frente a esta delicada situación, hay sin embargo algunos, gestores de lo público en general, que no se quieren dar por enterados de esta penosa realidad y pretenden seguir gestionando y gastando alegremente y actuando con los mismos criterios, hábitos y costumbres que tenían en los pasados tiempos de bonanza como si nada pasara.

Me refiero al gobierno central, cuyos derroches son conocidos por todos y, sobre todo, porque me afectan más de cerca, a nuestros gestores locales. Estos, herederos de los viejos tiempos de holgura y a pesar de percibir la triste realidad que vivimos, son incapaces de tomar la decisión de cambiar su política de gastos y de reducción de servicios de lujo para iniciar una nueva etapa de renuncia, de austeridad y de sacrificio, que toda la sociedad, más tarde o más temprano, irremisiblemente tendrá que aceptar.

Se hacía eco la prensa hace días de la extraordinaria y escandalosa deuda que oprime al pequeño concejo de Ribadeo, que no supera los diez mil habitantes. Una deuda, heredada de los anteriores gobiernos y mantenida y aún aumentada por el actual, que al decir de algunos y según recogen los medios de comunicación, alcanza los seis millones de euros. Ante esta difícil situación del concejo, y sabiendo que los ingresos del futuro destinados a amortizar esta deuda serán inferiores a los actuales, el gobierno local sigue empecinado en sostener los mismos chiringuitos de siempre y las mismas actuaciones superfluas e innecesarias de antes, como si nada pasara. Insensible a los continuos mensajes que se le envían, continúa con su programa de gastos en contrataciones y servicios de lujo para dar brillo a su gestión con fines puramente electorales, porque detrás de los votos está el poder y detrás de este la pasta. Sigue empeñado el gobierno en una mortal huida hacia delante, esperando insensatamente a que un nuevo tiempo de vacas gordas venga a arreglar esta grave situación. Véase, por vía de ejemplo, la reciente contratación por parte del concejo de Ribadeo de tres informadores turísticos para la playa de Augas Santas y de cinco operarios para la limpieza de la mencionada playa, contrataciones disimuladas bajo la forma de convenios con otras administraciones. Una noticia, aparentemente intrascendente, pero que es una expresión más del estilo manirroto de gobernar que tiene el actual equipo de gobierno de Ribadeo, manteniendo unos servicios de lujo, sin concesión alguna a la crisis. ¿Qué valoración se hace en el concejo de Ribadeo del rendimiento de los trabajadores? ¿Es necesaria la contratación de cinco personas para la limpieza de una pequeña playa, como es esta, en la que nunca se depositan las algas del mar? ¿No es hora de empezar a reducir servicios en un concejo con seis millones de euros de deuda, aun a costa de la renuncia a la cuota de bienestar correspondiente de que hemos disfrutado hasta ahora? ¿están esperando, acaso, el rescate de un nuevo Plan Marshall que venga a socorrer la economía de nuestro concejo? Incapaces de asumir la triste realidad que se avecina, nuestros gobernantes, como Alicia en el país de las maravillas, viven en un mundo de ensueños y fantasías, sin importarles hipotecar nuestro futuro con tantas actuaciones superfluas y prescindibles que nada tienen que ver con la austeridad que debe presidir las actuaciones del concejo en estos tiempos de crisis.

Es necesario un cambio radical de actitudes. Ribadeo necesita hombres que gobiernen con sensatez y prudencia y que se tomen en serio el futuro de la comunidad vecinal. Hombres que no vivan pendientes de su propia imagen ni de su propio futuro, sino que su objetivo sea el bien de la comunidad que administran. Y el bien de la comunidad no parece en estos momentos compatible con su alegre política de gastos. Hombres que no pongan en peligro el futuro de las nuevas generaciones con cargas económicas a las que no podrán hacer frente. Hombres con capacidad para explicar al pueblo que la gallina de los huevos de oro no existe y que es necesario ser conscientes de la realidad de la vida, de la necesidad de apretarse el cinturón y de vivir según nuestras posibilidades, renunciando a los servicios de lujo a los que nos habían acostumbrado. Hombres que, como aconsejaba Sancho Panza cuando abandonó el gobierno de la ínsula Barataria 'no tiendan mas la pierna de cuanto fuere larga la sábana'.

Ribadeo necesita un nuevo estilo de gobernar. Un gobernante dispuesto a acabar de una vez con este insostenible derrotero seguido hasta aquí y que nos ha conducido a esta delicada situación económica. Un candidato que nos presente un programa de gobierno que incluya un retorno a tiempos pasados de renuncias y sacrificios. Un alcalde que defienda un Presupuesto menos alegre, que contemple la realidad actual en la que nos movemos. Es necesaria una nueva política de contención de gastos para poder dotar al concejo de capacidad económica suficiente para avocar servicios fundamentales y necesarios de los que hoy carece, como son, por ejemplo, un nuevo geriátrico, viviendas subvencionadas, aparcamiento municipal, etc. Un concejo con capacidad propia que no viva siempre de limosna, pendiente de recursos ajenos y subvenciones. Y esto no se consigue sin aplicar una nueva política de austeridad.-

José Mª Rodríguez


 

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