20220911

EL CASTRO DE A TORRE. José María Rodríguez Díaz (2008)

    José María expón aquí o estado de coñecemento sobre este castro, tmizado polos seus propios coñecementos.

Martes, 10 de junio de 2008

EL CASTRO DE A TORRE

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 10:04

Después de una obligada y larga interrupción en mis comentarios impuesta por las lluvias de mayo que me impidieron continuar esta labor de apear los castros y siguiendo la ruta de los catalogados por Patrimonio en el concejo de Ribadeo, de la que nos hemos ido ocupando hasta aquí, vamos a referirnos hoy, mediante una breve reseña, al castro conocido con el nombre de Castro de A Torre, ubicado en la parroquia de Vilausende. Un castro que, al igual que todos, fue el germen de los diversos núcleos de esta parroquia consolidados en el medioevo y que llegaron hasta nuestros días.

Se trata de un castro de interior, denominado de los de otero por su ubicación en la cima de una pronunciada colina que forma el terreno y que ofrece un punto estratégico de control del entorno con muy buenas condiciones naturales para la defensa del castro. Está situado en las proximidades del núcleo rural de A Torre, en Vilausende. Su forma es oval y por su superficie, de unas 5,5 Ha., es el de mayor tamaño de todos los catalogados en el concejo, aunque esta medición me parece exagerada. Está también considerado por los arqueólogos como el más antiguo de todos los de este concejo pues sitúan su fase de formación en la Edad del Bronce Final (s. VI a.C.), pasando luego por la de Hierro y la Época Romana. Una antigüedad opinable pero cuya datación un día podría confirmar la prueba del carbono 14. A juzgar por lo que a simple vista se observa en él su estado de conservación se puede catalogar como de regular. De la estructura que presumiblemente tuvo en el momento de su ocupación antigua sólo quedan hoy en su parte este y sureste varias líneas de murallas no muy pronunciadas que lo rodean a modo de defensas y en el lado noroeste y norte se aprecian dos fosos y tres murallas muy pronunciadas formadas por la roca excavada y coronadas con pared de piedra y tierra, proveniente del allanamiento del lugar de ocupación, llamado “a croa”. El resto de su estructura aparece muy mitigada debido a la acción del hombre que utilizó su tierra y sus piedras para otros fines. Al contrario de los que hasta ahora hemos visto, en este no se aprecia actualmente ninguna corriente de agua es sus proximidades, lo que no quiere decir que no la hubiera en la antigüedad. Es probable que sus moradores se sirvieran del agua de un regato que corre en la parte norte del castro, conocido por el nombre de Rego da Fraga. Su propiedad se encuentra hoy en manos privadas y su superficie dedicada al cultivo de eucaliptos.

Para acceder a él se toma la carretera que desde Porto sube hacia esta parroquia. Llegados a la altura del ‘pazo de Quintalonga’ se toma una pista a la derecha en dirección al núcleo de A Torre. Pasado el templo parroquial, el castro se encuentra después de este núcleo, en la parte izquierda de la pista, en un monte situado en una pronunciada colina.

El estudio de su topónimo no reviste especial dificultad pues su significado es suficientemente transparente y fácilmente comprensible para todos.

Este topónimo tiene su origen en el vocablo latino Tūrris ‘torre’. Una palabra muy común en todos los romances de occidente y con una presencia muy frecuente en la toponimia de nuestra geografía. Parece evidente que detrás de este nombre se esconde la existencia en ese núcleo o en sus proximidades de alguna torre o fortaleza que existió en la antigüedad que le dejó este nombre en herencia. ¿Tendrá acaso su origen en la torre lateral con la que ese castro defendía en la antigüedad su entrada principal, como era usual en casi todos los castros? ¿O será debido a la existencia de una torre en el ‘pazo de Quintalonga’ perteneciente a ese núcleo? En mi opinión, en una de estas dos circunstancias está, probablemente en la primera, la explicación más razonable del topónimo A Torre adjudicado a ese núcleo rural próximo al castro.-

José Mª Rodríguez

Outros Artigos de José María.

Ningún comentario: