20180425

Tres años de 'Por Nuestro Faro'

Para gustos se hicieron colores, para jardines flores, y para faros un catálogo de errores. El nuestro, travestido en hotel, el primero, el que pagó la novatada, el que no gurguta, que no da ni dineral, ni puestos de trabajo, y del que muchos no saben aún si está abierto o cerrado, tal es el trasiego que arrastra su éxito. Pues bien, el nuestro, o mejor, el que no es nuestro ahora mismo, parece necesitar ser noticia periódicamente -eso sí, cada vez menos- para restaurar la humillación de los jaleadores del primer día, que ahora enmudecieron y antaño creyeron en el proyecto por el que el gobierno español apostó con todo lujo de medios. La última noticia hace sonreír de medio lado y hasta arranca carcajadas, porque parece ser que el hotel de la isla Pancha se llevó un premio de interiorismo. ¿Sería éste el premio para Ribadeo que anunció el alcalde en 2015? Debe tener un interior de órdago, el que lo haya visto que nos lo cuente, pero ah, se me olvidaba, no se puede entrar en la isla a no ser que seas de fuera. Y pagando. El que encuentre un huesped, o dos, que los entreviste. Y seguro, seguro, que se encuentra a alguno. Bueno, da igual, es fantástico, nos alegramos, felicidades, Ribadeo será conocido aún más en el mundo mundial. Eso sí, pero estamos en 2018, y seguimos sin conocer la evaluación medioambiental completa que pidió el Defensor del Pueblo, seguimos sin saber -pero podemos deducir sin mucha calculadora- los beneficios brutales que financian ese interior de ensueño y propulsan la economía ribadense a lo más alto, y seguimos desconociendo la ley que permite poner las puertas de un hotel a las puertas de una isla.
Hace poco tuvimos constancia -no por ningún periódico gallego o de tirada nacional- de lo que está sucediendo con el faro de Xàbia. Sí, es curioso, los gurús de la información se arrancan el micrófono para gritar que hay un nuevo faro proyecto-embrión-prototipo-maqueta-ensoñación de algo que podrá ser, algún día, un fantástico hotel, pero nadie habla de los proyectos frustrados o del pueblo movilizado contra la privatización de su patrimonio. Y, sin embargo, existen muchos ejemplos. Sí, el proyecto del faro-hotel de Illa Pancha fue el conejillo de indias y “Por nuestro faro” la plataforma que se levantó contra un pacto que excluía al pueblo, porque no había ninguna razón para decir que sí a la explotación de lo público por un particular, aunque vinieran las instituciones apadrinando el proyecto y haciéndonos comulgar con el sueño de “El Dorado” que 3 años después resultó absolutamente falso. Ilusiones de cartón piedra en aras de un progreso de pacotilla y de un libre acceso megaprometido por el que aún estamos esperando.
Pues sí, entre otras protestas populares está la de Xàbia, que echó a andar con “Por nuestro faro” casi al unísono . Una movilización de un arranque, una dignidad y una organización apabullantes, con la que enseguida nos sentimos hermanados e identificados. Cuando en Ribadeo algunos ya creían en la panacea del hotelito, nosotros ya intuíamos el que sería el desatino más popular y ribadense de la década, arropado por Madrid, Xunta y Concello. Ya sólo la desinformación existente y el presentarnos el hecho consumado como algo inamovible era el mayor acicate para cualquier interrogante. Y el Defensor nos dio la respuesta y la razón.
“Que no pare la llum del Far de Xàbia” era una fuerza gemela. ¿El resultado? Hoy ya no hay hotel, ya no hay proyecto, ya no hay usurpación de un bien patrimonial envuelto en una nebulosa, hoy se ha remplazado por el proyecto público de un centro de interpretación de la Reserva Marina, que está a punto de ponerse en marcha. ¿El motivo? Un movimiento popular organizado al que se sumó un gobierno local comprometido con el pueblo al que representa. Algún día nuestro gobierno local deberá dar cuentas del porqué de un empecinemiento mercenariamente improductivo para Ribadeo que le llevó a alquilar su patrimonio más representativo sin ningún tipo de dilema moral.
Por ese motivo, tres años después seguimos preguntando, porque nuestras preguntas son lícitas, los ejemplos de una legalidad al servicio del pueblo existen, y todo -y a pesar de todo- sigue siendo posible.
Covadonga Suárez, colectivo “Por nuestro faro”

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